Después
de Semana Santa y las confirmaciones de nuestros chicos de tercero volvemos a
la rutina diaria, a lo normal, al trabajo, al estudio… Es el último tirón hasta
finalizar el curso. Sin embargo, aún con todo esto, ojalá no se nos pase
desapercibido que estamos en Pascua. El tiempo pascual es el más importante
para un cristiano. Se tendría que notar: ¡Jesús ha resucitado! Tendríamos que
estar especialmente alegres. No es porque el resto del año no esté vivo y
presente, que lo está. Si no, porque tenemos 50 días para celebrarlo.
Imaginaos
el cumpleaños de alguien tan importante, alguien a quien queréis tanto, que os
tiráis 50 días celebrándolo. Pues algo así es este tiempo pascual. Pero, ¡ojo!,
no confundáis la alegría con la juerga, que también es buena de vez en cuando,
pero no es lo mismo. No toca el corazón ni es tan profunda. Puedes tener
juergas todos los fines de semana y ser muy infeliz; pero si tienes alegría en
ti, sin duda, estás más cerca de la felicidad.En
cada momento de esta oración, pensaremos sobre una frase relacionada con la
alegría. Quedémonos hoy con esta para recomenzar el curso:
La
alegría cuanto más se gasta más queda
Pero
no se trata de una alegría cualquiera: Nos referimos a la alegría de algo tan
increíble como resucitar. O mejor dicho: la alegría de tener fe y confianza
suficientes para que Dios te ayude a vivir feliz.
¿No
os pasa a veces que cuanto más nos empeñamos en algo, más difícil parece que
suceda? ¿No os ha pasado nunca que justo cuando dejas de pensar en tus propios
gustos y apetencias es cuando recibes eso que tanto deseabas? Yo creo que con
la alegría pasa algo así, lo mismo que con el amor. Si vives con amor, tienes
amor en tu vida; si te mueves por la vida con alegría, recibes alegrías
continuamente. La gente que pasa la vida triste y amargada, curiosamente dice
que no ve ningún motivo para estar alegre. En el tiempo pascual hay una oración
dedicada a María que solo se reza en este tiempo y que dice justamente eso:
ALÉGRATE, MARÍA! Es el mayor deseo de Dios: que nos alegremos.
Por
eso, ahora te propongo reflexionar sobre esta frase:
Se
alegre y tendrás alegría.
Otra
de las diferencias entre la alegría verdadera, la del interior, y la otra, la
de la carcajada simplona, está en que la alegría verdadera no es de un momento
solo. No se acaba cuando se acaba la fiesta, la juerga o lo que sea. Es más
bien como invertir en un banco. Va creciendo por dentro y por eso, parece que
uno no puedo menos que intentar que otros también estén alegres. Realmente creo
que si una persona es alegre ella sola mientras que la gente de alrededor
sufre, no es alegría verdadera; es más bien egoísmo o ceguera. Además, ¿no es
verdad que cuando hacemos algo por los demás e intentamos que las cosas vayan
mejor, uno siente por dentro una especie de paz o de bienestar o de estar a
gusto, que no se consigue de otra manera? Haz la prueba. Bueno, claro, parece
ser que con una vez al año, no se nota mucho… Es más cuestión de que te
acostumbres a vivir en esa clave: vivir para dar vida a los demás… Así nos
salvó Jesús, ni más ni menos.
También
nos puede ayudar reflexionar sobre la siguiente frase:
La
mejor manera de alegrarte es intentar alegrar a alguien.
Cuando
los cristianos decimos que es Dios quien nos da la verdadera alegría, la
verdadera fuerza para vivir, la esperanza y todo… lo decimos porque lo sentimos
así de verdad. No celebramos la Resurrección sólo por recordar algo bonito que
pasó antiguamente; no. Lo celebramos porque sentimos que Cristo sigue siendo
esa especie de motor por dentro que aún cuando las cosas no van bien, nos
mantiene con esperanza; cuando sufrimos por algo, nos acompaña para no estar
solos; cuando nos fiamos de Él nos hace vivir con una alegría tan sencilla y
profunda que no nos queda más remedio que reconocer que eso no me lo estoy
inventando yo. ¿Alguna vez te has sentido tan feliz de estar vivo, con tantas
ganas de hacer algo por cambiar el mundo, con tanta esperanza y alegría que no
puedes explicar de dónde viene? La alegría auténtica es más difícil de sentir
porque ninguno de nosotros se la puede fabricar. Sólo nos queda vivir de tal
forma que esa alegría profunda quiera quedarse a “vivir” dentro de nosotros. Tú
verás si vives de tal forma que la paz, la serenidad, la felicidad estén
huyendo de ti…
Apunta
la frase:
La
alegría es una de las pocas emociones que uno no puede fabricar.
Hay
días que nos cuesta más sonreír y hay días un poco tontos que nos reímos por
cualquier cosa. Hoy vamos a pensar sobre la sonrisa, no sobre esa risita tonta
que a veces tenemos. ¿Cuándo es la última vez que has sonreído con toda tu
alma, con todas tus fuerzas, con todas tus ganas? Es decir, ¿cuándo es la
última vez que has sonreído por dentro, en tu corazón? Esa sonrisa, que no
suele hacer ningún ruido ni llamar la atención, acaba saliendo de nosotros y la
gente lo nota. Cuando uno está un ratito con alguien que sonríe por dentro, se
siente mejor. Incluso a veces notamos que nosotros mismos tenemos el ceño
fruncido por dentro… nos sentimos como grises, enfadados con la vida… y
realmente, nos hartamos de nosotros mismos… ¿o no? Sonriamos, entonces! La vida
real y diaria nos da mil motivos para ello. Y en Pascua, aún más.
Quizá
también esta frase te ayudará en tu reflexión:
La
sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz
Padre
resucitado, que sienta la paz que me muestras,
Que
no se cierren mis “puertas” por el miedo,
Que
me aferre al Espíritu que me regalas,
Para
vivir intensamente el compromiso de sentirme enviado…
Nos
encontramos en las puertas cerradas de nosotros mismos al igual que los
discípulos estaban a puertas cerradas. Nosotros también tenemos miedo, tal vez
por una razón diferente que la de ellos. Pero nosotros también necesitamos el
aliento del Espíritu Santo para quitar nuestros temores para que podamos salir
de detrás de esas puertas cerradas.
Señor,
somos como Tomas con nuestras preguntas y nuestras dudas. A veces necesitamos
ver para creer, te necesitamos para tener fe. Señor mío y Dios mío, perdona mis
debilidades, mis dudas, mis temores…Porque aun siendo a veces como Tomás, deseo
buscarte, estar contigo…
Porque
aunque me encierre en mis silencios o en mis ruidos, en mis comodidades o en
mis ocupaciones…Tú sabes cómo entrar en mi vida, como hacerla distinta, como
insuflar aire en mis vacíos y oxigenar mi alma endurecida.
Que
el Espíritu renovado de la resurrección, nacido de la victoria sobre la muerte
y alimentado por el Amor más generoso…Impulse mi fe, mi permanencia en Ti, y
aliente el ánimo modesto de quien quiere quererte, seguirte y responderte,
Padre…
Tu
Amor es mi paz, mi paz es tu perdón, y tu perdón es mi camino de testimonio al
amparo de tu Fuerza.
Jesús,
estás vivo. Jesús, Tú has vencido a la muerte. Dios te resucitó y estás vivo
entre nosotros. Ayúdanos a no olvidar que nada puede quitarnos la alegría,
porque Tú estás vivo a nuestro lado durante todos los días de nuestra vida.
Aleluya, aleluya.
Señor,
llena nuestros corazones con la alegría de la Pascua. Danos la valentía
necesaria para proclamar que estás vivo y resucitado. Haz que anunciemos la
Buena Noticia de tu Resurrección a los que están tristes porque no saben.
Querido
Dios, enséñanos a descubrir todas las maravillas que haces por nosotros,
especialmente la resurrección de Jesús. En ella has acabado con la muerte y nos
has abierto las puertas de la vida nueva; una vida que no tiene fin, una vida
plena, para siempre.
Con
tu resurrección nuestro corazón se ha convertido en la casa de Dios, por eso
podemos encontrarnos contigo y escucharte en el silencio. Por eso podemos darte
gracias y pedirte lo que queramos, ya que Tú estás cerca de nosotros para
atendernos. Aleluya, aleluya.
Ahora,
una vez vencido el miedo, con la certeza de que estás a nuestro lado, salgamos
fuera y transmitamos a nuestros hermanos la alegría de la Pascua. Y no olvides
que la mejor manera de alegrarte es alegrar al que a tu lado está.
Hoy
Dios te convoca.
Hoy Dios sale a tu paso.
Hoy Dios te sugiere, con susurro de invitación:
Vuélvete a mí. Te estoy esperando.
Rasga tu corazón y purifícalo de todo lo que le aparta de mí.
Pregúntate: ¿Quién es tu dios? ¿A quién o a qué adoras?
Hoy Dios te dice:
Este es el tiempo oportuno.
Esta es una nueva oportunidad.
Este es un día de salvación.
En nombre de Dios: “Déjate reconciliar con Dios”.
Hoy Dios te dice:
No vivas de apariencias.
Trabaja en secreto tu corazón hasta hacerlo semejante a Dios.
Entra en el secreto de tu vida. Atrévete.
Dios está en lo escondido, en tu adentro más íntimo.
Entra allí, en tu adentro.
Atraviesa la superficialidad que te rodea.
Entra en tu adentro y ora.
Dios escucha tu secreta oración.
Dios tiene ganas de intimar contigo.
Dios te está esperando.
Hoy Dios espera:
Hacerte nuevo.
Alegrar tu vida.
Hoy Dios sale a tu paso.
Hoy Dios te sugiere, con susurro de invitación:
Vuélvete a mí. Te estoy esperando.
Rasga tu corazón y purifícalo de todo lo que le aparta de mí.
Pregúntate: ¿Quién es tu dios? ¿A quién o a qué adoras?
Hoy Dios te dice:
Este es el tiempo oportuno.
Esta es una nueva oportunidad.
Este es un día de salvación.
En nombre de Dios: “Déjate reconciliar con Dios”.
Hoy Dios te dice:
No vivas de apariencias.
Trabaja en secreto tu corazón hasta hacerlo semejante a Dios.
Entra en el secreto de tu vida. Atrévete.
Dios está en lo escondido, en tu adentro más íntimo.
Entra allí, en tu adentro.
Atraviesa la superficialidad que te rodea.
Entra en tu adentro y ora.
Dios escucha tu secreta oración.
Dios tiene ganas de intimar contigo.
Dios te está esperando.
Hoy Dios espera:
Hacerte nuevo.
Alegrar tu vida.